A continuación reseño una interesante anécdota cuyo valor aumenta al ocurrir en los tiempos de la web 2.0 y de la tecnología como modo de acceder a las experiencias más novedosas. La cuenta Joantxo Llantada en su blog y ocurrió en el Real Palacio Hotel de Lisboa. Relata el caso de:
“…una británica que regresaba a Lisboa de mayor y que de pequeña, cuando vivía con sus padres en la ciudad, recordaba con anhelo el sabor del agua de un manantial cercano el cual visitaban con frecuencia en las salidas campestres. Miguel comentaba como su personal de recepción fue al manantial, trajo una botella de agua del mismo y se la sirvió en la habitación. El resultado fue la incondicional y sincera emoción de un huésped que no olvidará jamás nuestro nombre, ni los valores de nuestras marcas.”
Me gustaría remarcar dos ideas a este respecto y que creo en este hotel conocen muy bien:
- La experiencia siempre remite a los sentidos.
- El turismo, online o no, siempre es sensitivo.
Me pregunto si la anciana se bebería o no el agua...
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2 comentarios:
La anécdota es conmovedora, y la moraleja, tal como comentas, deja bien claras las lineas por las que se debería guíar el nuevo negocio hostelero, que desde mi punto de vista no son otra cosa que volver al principio: nos gusta que nos traten como seres humanos.
Lo que me sorprende es que el agua del manantial siguiera siendo potable. ¿Sabes si la viejecita sobrevivió muchos días...?
Pues eso no lo sé, pero supongo que como las buenos cuentos (esto casi puede considerarse eso: un cuento), tiene un final abierto. :)
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